lunes, 28 de enero de 2019

RESEÑA: MORT



Memorias de Albert Malich

Mort

Como el Amo ha vuelto a salir aprovecharé para continuar escribiendo mis memorias. Algún día le pediré que lleve estos cuadernos a la biblioteca de la universidad para que los ineptos aprendices de mago de hoy en día puedan aprender de mis experiencias y respetarme como es debido (a ver quién se atreve a pintar mi estatua después de leer estos cuadernos). Mientras tanto, si estás leyendo esto muy probablemente seas el Amo y, por tanto, no puedo quejarme... Pero si eres un visitante del disco más te vale soltar el libro y echar a correr porque tienes un gran problema.
Si vienes del mundo-bola, en fin, vosotros ya lo tenéis muy jodido, así que un problema más no es gran cosa.

OJO, SPOILERS


Como muchos de los (estúpidos) alumnos de la UI no me conocerán, dedicaré unas líneas a presentarme.

En la universidad me conocen como el mago que consiguió la inmortalidad, aunque esto no es del todo cierto.
Algunos magos podemos ver cuándo vamos a morir. Cuando me enteré de que me quedaba poco tiempo pensé en usar el rito de CuesthiEnte que invoca a la Muerte pero al revés, para alejarla de mí. Como suele pasar con la magia, la cosa no salió como esperaba y fui yo quien se transportó a los dominios de la Muerte. Una vez allí, la Muerte me dijo que necesitaba un sirviente y, como en ese lugar no pasa el tiempo, accedí a cambio de evitar mi propia muerte.

A estas alturas os preguntaréis (si seguís vivos), ¿para qué quiere la Muerte a alguien que le lave la capa y cepille a su caballo?

Pues por el mismo motivo por el que el Amo contrató a Mort. Por nosotros, los malditos humanos.

Veréis, el Amo es una personificación antropomórfica (o, como las llamamos los magos, un problema de narices); esto significa que es la manifestación corpórea de un proceso debido a la acumulación de Fe y a las disparatadas reglas que rigen el Disco. La muerte es algo que ocurre, pero también es algo en lo que los humanos creemos, al igual que pasa con los Dioses. La Fe que los humanos tenemos en el proceso de la muerte crea un “ser” que tiene las características que los humanos atribuimos a la muerte: la Muerte.

Por tanto, el Amo es frio, inmutable, terrorífico, eficaz e inevitable. Pero cuando los humanos tienen miedo de algo siempre intentan comprenderlo y humanizarlo, más para calmar su miedo que para evitarlo. Así que el Amo siente cierta afinidad hacia los humanos y, de vez en cuando, muestra comportamientos un poco extraños.

Uno de esos comportamientos fue cuando hace más de 70 años el Amo salvó a una niña de un accidente y la adoptó, creyendo que a estas alturas lo normal era tener una familia. O cuando decidió tener un caballo blanco e imponente y llamarlo Binky. ¿A quién se le ocurre llamar a un caballo capaz de surcar el tiempo y el espacio con el nombre de un gato gordo en una casa de ricachones? Y otro que casi nos lleva a todos al desastre fue cuando se le metió en la calavera que alguien con un oficio tan antiguo y prestigioso como el suyo debía tener un aprendiz. Fue así como el Amo trajo un día a un chiquillo llamado Mort, con más rodillas que piernas y menos piernas que orejas. Solo en las dimensiones mazmorras se puede encontrar algo tan feo y torpe. Pero el Amo estaba empeñado en tener aprendiz y nadie puede contrariarlo. Con el tiempo, el Amo empezó a delegar algunos trabajos en Mort, quién sabe a que se dedicaba mientras tanto (en la ciudad comentan que durante una época hubo un cocinero más delgado de lo habitual que preparaba un curry de muerte y amaba a los gatos) pero el chaval no estaba preparado para un trabajo así. Un chico de quince años idealista hasta la médula y estúpido hasta los tobillos no puede ser un profesional frío en un oficio duro. El chaval evitó la muerte de una princesa y trastocó el tejido del espacio-tiempo (y eso que ya está bastante embrollado normalmente), ¡y hasta tuvo el descaro de retar a un duelo al Amo!
Pasaron muchas más cosas, pero mi memoria ya no es lo que era, y en los registros de los historiadores está la versión completa. Solo añadiré que, como resultado, el Amo dejó ir a su aprendiz y a su hija adoptiva y pasó bastante tiempo más lúgubre de lo normal... Nada que aquella plaga de peste del Morpork en Pseudopolis y un poco de trabajo no pudieran arreglar.

Volvió a ser él mismo cuando tuvo que sustituir a Papá Puerco.
Esa sí que es una historia memorable.



Soy Albert Malich, primer Archicanciller y Fundador de la Universidad Invisible, uno de los magos más poderosos que han existido (sin contar los rechiceros) y sirviente del Segador Oscuro, la Inevitable Perdición, Aquel de Quien Nadie Escapa, el Segador. La Muerte, a grandes rasgos.
===UNA RESEÑA DE: FEMINISMO Y DRAGONES===

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